¿Tener más de un trabajo puede ser fraude laboral?
¿Sabías que tener más de un empleo al mismo tiempo puede transformarse en un fraude e incluso en un delito?
Quiero partir con una aclaración: en Chile existe la libertad de trabajo, y por supuesto muchas personas necesitan tener más de una fuente de ingresos para cubrir sus gastos. Eso es totalmente válido. El problema surge cuando hablamos de doble contratación en los mismos horarios o cuando se oculta información a los empleadores. Ahí ya entramos en terreno delicado.
Hace un tiempo, en una empresa del rubro retail, descubrimos un caso sorprendente. Uno de sus trabajadores, que hacía teletrabajo, tenía nada menos que cuatro pantallas instaladas en su escritorio. Al principio parecía impresionante, pero los números no cuadraban: su rendimiento era bajísimo, no cumplía plazos y en reuniones se conectaba, pero estaba ausente.
Al investigar más a fondo, descubrimos que este trabajador tenía cuatro empleos remotos en paralelo. Por supuesto, fue despedido. No sólo incumplía su contrato, sino que su falta de concentración y disponibilidad perjudicaba al equipo completo.
Un tiempo después conocimos otro caso similar, pero con un desenlace distinto. Primero se notó bajo desempeño, luego vino la renuncia, y sólo después la empresa se enteró de que esta persona tenía otro trabajo en paralelo, en el mismo horario y con el mismo cargo. Según el Código del Trabajo, esto se considera un incumplimiento grave de contrato, y si además hay engaño, podría calificarse como fraude laboral.
¿Por qué es fraude?
Cuando un trabajador oculta deliberadamente que tiene empleos simultáneos en el mismo horario, las consecuencias pueden ser graves:
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Incumplimiento del contrato laboral.
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Riesgo de fuga de información confidencial si trabaja para empresas competidoras.
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Demandas civiles por perjuicios, debido a las horas no trabajadas efectivamente.
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En casos extremos, incluso se podría configurar el delito de estafa, si se demuestra que cobra por el mismo tiempo trabajado en dos lugares distintos.
Todo esto ocurre principalmente en contextos de teletrabajo, lo que complica aún más el escenario. La modalidad remota, que en Chile lleva apenas unos pocos años, abrió oportunidades muy valiosas: madres y padres que cuidan a sus hijos, personas que viven lejos de los centros laborales o que deben hacerse cargo de familiares enfermos, encontraron en el teletrabajo una vía para mantenerse activos laboralmente.
Pero al mismo tiempo, este tipo de fraude amenaza con hacer retroceder ese avance. Hoy prácticamente no existen estadísticas ni estudios en Chile sobre este tema, y la falta de controles y trazabilidad en el trabajo remoto facilita que los casos pasen desapercibidos.
Más que leyes, un problema social
Este abuso no sólo se trata de leyes incumplidas o de cifras de desempleo (que en Chile superan el 8%, y en el caso de las mujeres es aún peor). Pensemos en lo siguiente: cuando una persona acapara cuatro empleos, está quitando la posibilidad de que otras tres personas puedan trabajar.
Esto golpea directamente a quienes sí necesitan el teletrabajo para mantenerse activos de manera honesta. El riesgo es que, si estos abusos se multiplican, las empresas comiencen a restringir o eliminar esta modalidad, cerrando oportunidades para quienes más la necesitan.
Conclusión
El fraude laboral en el teletrabajo es una amenaza real y poco visibilizada. Y no es un tema menor: afecta la confianza, el empleo, la equidad y el futuro de esta modalidad de trabajo. Por eso es clave que las empresas implementen mecanismos de verificación y prevención.
En Verant trabajamos precisamente para eso: ayudar a detectar estas situaciones antes de que perjudiquen a equipos completos y, en última instancia, a todo el ecosistema laboral.
Si quieres conversar sobre cómo prevenir el fraude en tu empresa, te invito a contactarnos.
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